David García Torrado a ojos de Beatriz Russo, poeta:
Desde el instante en que David García Torrado me miró por primera vez, noté cómo sus ojos comenzaban a ajustarse a mi imagen, como si formaran parte del objetivo de su cámara. “Qué simbiosis – pensé yo – me mira enfocándome con esos ojos de luz, que parecen un preludio de focos y flashes”.
Al principio todo fue silencio, porque él es un fotógrafo captor de imágenes y habita en la quietud de los oteadores, en la lenta morada de los párpados que ensayan sus diálogos con las luces. Pero una vez traspasado el escudo que me protege el alma, se instaló en un rincón discreto, donde mi intimidad se percibe mejor. Desde entonces permanece allí apostillado con su hablar sincero y pausado, con su mirar de navegante que está acostumbrado a observar más allá del horizonte y conoce la grandeza del mar.
Algo ha cambiado mi forma de ver el mundo a través de sus ojos. Poco a poco me voy reconciliando con la luz. Las sombras tienen ahora otro significado. Porque la mirada de David lleva implícita su trascendencia. Todo lo que aprende con el objetivo se lo lleva a las pupilas y viceversa, que es una sabia manera de resolverse en el paraíso de las formas.
Beatriz Russo 2015, exposición Almas, Madrid.